Ir al contenido principal

ABANTOS (CIRCULAR DESDE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL).






1. INTRODUCCIÓN Y CURIOSIDADES.

     El Monte Abantos, con sus 1.753 m de altitud,  es una montaña de la sierra de Guadarrama en el sistema Central. Su mayor parte  se encuentra en el término municipal madrileño de San Lorenzo de El Escorial, aunque tiene parte de su ladera oeste en la provincia castellanoleonesa de Ávila. La vertiente norte de la montaña está en el valle de Cuelgamuros.
   Se trata de una montaña de un contorno suave y una de las que mejor se ven y diferencian de la sierra de Guadarrama. Casi la totalidad de sus laderas están cubiertas por pinares, algunos de ellos de repoblación.

    La denominación de este monte   se debe al ave alimoche o abanto, también conocido como buitre egipcio, ya que en esta parte de la sierra, en tiempos del rey Felipe II, era habitual divisarlos.   Estos buitres eran abundantes antiguamente en España. Como curiosidad hay que mencionar que existen  diferentes dichos asociados al comportamiento de estas aves, entre ellos "comer como un abanto", referido a las personas que comen con ansia o aquellas otras a las que una comida abundante las deja amodorradas y con la necesidad de echarse una siesta, igual que los buitres y alimoches son incapaces de levantar el vuelo después de sus festines en los estercoleros. En los cantiles y crestas del Monte Abantos  durante siglos encontró acomodo una importante colonia de estas aves carroñeras. En la actualidad no queda ninguno, aunque han sido localizadas algunas parejas de buitre leonado.

   Abantos se encuentra protegido por la Comunidad de Madrid, mediante su inclusión dentro del Paraje Pintoresco del Pinar de Abantos y Zona de La Herrería. También forma parte del Territorio Histórico de "El Escorial: Monasterio, Sitio y Entorno Natural y Cultural", declarado Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, mediante decreto 52/2006.


   Respecto a la flora del Monte Abantos ,  hay que mencionar que en 1870, profesores y alumnos de la Escuela de Ingenieros de Montes, nada más establecer su sede en San Lorenzo de El Escorial, comenzaron a repoblar sus peladas laderas, fundamentalmente con pinos resineros y silvestres, pero también con árboles exóticos como cedros, alerces, pinsapos,... y con otros que, pese a ser autóctonos escaseaban en la zona, como era el caso de las hayas. Acompañando a los árboles en sus laderas podemos encontrar escaramujo, majuelo, zarzamora, enebro común, jaras, escobas, cantueso... y en las zonas más altas,  codeso (Adenocarpus hispanicus), arbusto endémico de la Península Ibérica. A aquella iniciativa se debe la presencia de los bosquetes de hayas que hoy asombran la senda más directa entre San Lorenzo y el puerto de Malagón, la que sube culebreando entre los arroyos del Romeral y del Arca del Helechal.

   Otro de los atractivos de la ruta que realizamos es la Cruz de Rubens. Reconocido pintor, Rubens desempeñó una faceta de diplomático poco conocida. Fue por esta faceta  por la que vino a Madrid en el 1629, en un intento de mediar ante Felipe IV para que España alcanzase la paz con Inglaterra. Esa estancia duró nueve meses y permitió la presencia en España de muchas obras del pintor holandés. Aunque sólo salió en una ocasión de la capital, para visitar el Monasterio del Escorial, allí tuvo tiempo de encaramarse a la sierra para pintar su conocida vista del Escorial. Una cruz pintada de blanco se erigió en el lugar desde el que asegura la tradición el holandés realizó su obra, sin embargo, en el lugar no existe la más mínima mención a dicho pintor. 

   El Monte Abantos tiene una gran importancia  histórica . Su ladera sur fue elegida por el todopoderoso rey Felipe II para empezar a construir el Monasterio de El Escorial en 1.563. Pocas obras hay en España que simbolicen mejor el papel que los Austrias y el Imperio Español tuvieron en aquel momento de la historia. Para completar el ambiciosos proyecto del Monasterio de El Escorial, el monarca también adquirió varios terrenos que lo rodeaban, como el Bosque de la Herrería (de 475 hectáreas) y el Monte Abantos. La idea era contar con un coto de caza real y explotaciones agropecuarias para abastecer al monasterio. Estos terrenos se constituyen en un territorio de realengo que dependía directamente del rey, constituyéndose de esta manera el Real Sitio de El Escorial, que llegó a albergar 12.520 hectáreas. En este territorio se construyeron instalaciones auxiliares, como el conjunto de La Granjilla (con funciones de granja y palacio de recreo) o los pozos de nieve. En el Monte Abantos, en las laderas de Cuelgamuros,  hay un gran pozo de nieve en cuyo interior se acumulaba la nieve durante el invierno que por la presión se convertía en hielo y podía acumularse así varios meses. Esta nieve se bajaba periódicamente al monasterio donde existía un pozo de menor tamaño. Ya en época de Carlos III este hielo se llevaba a Madrid y se guardaba en unos pozos que había en la actual Glorieta de Bilbao. Este pozo del Monte Abantos data de 1.609 y estuvo operativo hasta 1.934.
   El monarca tuvo un seguimiento muy cercano de la construcción del monasterio, cuyas obras se prolongaron durante 21 años. Para tal fin, según la leyenda,  hizo construir la Silla de Felipe II en la parte más alta de la Herrería, desde donde el monarca contemplaba la evolución de la obra.
   En 1.869 se inició un proceso de desamortización del patrimonio de la corona, pasando todos los bienes al Estado que los puso en venta. Es por eso que todas las fincas del Real Sitio pasaron a manos de particulares, a excepción de La Herrería y el Monte Abantos. En la actualidad la Herrería pertenece a Patrimonio Nacional. 
   Alrededor de este edificio surgió el actual municipio de San Lorenzo de El Escorial, el principal núcleo urbano de su entorno. En su vertiente septentrional, en el paraje de Cuelgamuros, se encuentra el Valle de Los Caídos.

   Entorno al Monte Abantos y al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial han surgido numerosas leyendas. Felipe II era un hombre reservado, culto, amante del arte, los libros y la arquitectura, y con un profundo sentimiento religioso. Se cree que la suma de todos estos rasgos determinaron su construcción, pero la elección del lugar ha suscitado varias leyendas esotéricas y mágicas, que cuentan con numerosos fieles que no dudan de su credibilidad.
- Una de ellas cuenta que la estatua de San Lorenzo, situada en la fachada principal, y que tiene aparentemente la mirada perdida hacia la montaña, está indicando el punto exacto donde se encuentra escondido un tesoro de grandísimas proporciones.
- Otra leyenda habla del diablo enfurecido. Dice que el propio Satanás se mostró en su forma original ante una niña que no quiso venderle su alma. Lleno de ira, golpeó el suelo con su pie y dejó la marca de su talón sobre la roca. La supuesta pisada está en las inmediaciones del paraje conocido como Silla de Felipe II. Es sabido que el agua y el hielo erosionan la piedra creando figuras y marcas asombrosas, pero contar esta leyenda es más atrayente.
- En la década de los 80 se comenzó a hablar de apariciones marianas. Una señora dijo haber presenciado como la Virgen se le aparecía sobre un fresno. Desde entonces y durante dos décadas se ha producido un peregrinaje continuo al paraje denominado Prado Nuevo, donde la Virgen María, tras el oportuno trance de la visionaria, se aparecía para curar milagrosamente, hacer bailar al sol y de paso, hacer también milagros con la cuentas corrientes de los convocantes a tales actos.
- Pero la historia más espeluznante es la que habla de las puertas del infierno. Se dice que el infierno, que por lo visto queda por debajo del suelo, tiene puertas de entrada. Una de ellas está en Italia, en Turín, y la otra, precisamente en El Escorial. La leyenda dice que el  rey Felipe II mando construir el Monasterio encima de la puerta del infierno para que hiciera de tapadera. Según dicen, estas entradas infernales tienen como vigilantes a perros con tres cabezas, los cancerberos. Para acentuar la leyenda, mientras se realizaban las obras del Monasterio, los trabajadores estaban atemorizados por la presencia de un perro muy fiero que les perseguía. Cuentan que capturaron al perro y lo ahorcaron exhibiéndolo sobre una de las torres. También ha llegado hasta nuestros días la anécdota de que el propio Felipe II, residente en las dependencias del monasterio, una vez que concluyeron las obras, decía escuchar los ladridos del perro muerto.

   En la historia más reciente de estos parajes hay que mencionar que el 21 de agosto de 1999 su ladera este sufrió un devastador incendio forestal provocado intencionadamente. Se quemaron 450 hectáreas de bosque de pino silvestre y resinero, calcinándose 170. 000 árboles, además de destrozarse los hábitats de muchos animales y aves. Hoy en día crecen los pinos plantados en la repoblación (iniciada en el otoño de 2000), aunque las actuaciones llevadas a cabo por la Consejería de Medio Ambiente para dicha reforestación fueron muy criticadas ya que no se tuvo en cuenta la regeneración natural que ya se estaba produciendo.




2. CÓMO LLEGAR.

   El punto de inicio de la ruta descrita es un aparcamiento de tierra que existe  en San Lorenzo de El Escorial, en la Avenida de Carlos Ruiz, en las inmediaciones de la Presa de El Romeral.

Punto de inicio de la ruta.


   Para llegar desde Madrid al punto de inicio de la ruta, existen  2 posibilidades, las cuales nos llevan aproximadamente 1 hora:

- Opción 1 (62 km):  tomar la A6 (Autovía de La Coruña) y a la altura de Guadarrama se toma la salida 47, para enlazar con la M-600, en dirección El Escorial/Guadarrama. Tomamos la M-600 en dirección a El Escorial hasta llegar a San Lorenzo de El Escorial. Una vez en el pueblo, tomamos la calle de Las Pozas hasta la calle Cañada Nueva. Se continúa unos metros hasta en una rotonda girar a la izquierda a la calle El Pinar. Esta calle nos lleva a la avenida de Carlos Ruiz, por donde se llega al aparcamiento.

- Opción 2 (53 km): tomar la A6 y a la altura de  Las Rozas, tomar la salida 18 dirección Las Rozas/El Escorial. Seguir por la M-505 o carretera de El Escorial hasta Es Escorial y San Lorenzo de El Escorial.



3. DESCRIPCIÓN DE LA RUTA.


En amarillo la ruta ralizada.

  
   Comenzamos la ruta a las 10:35 h, hora no muy habitual para iniciar una ruta de montaña. Ya desde el inicio soplaba un viento que movía con gran fuerza las ramas de los árboles.

   Caminamos unos pocos metros por la calle Avenida de Carlos Ruiz, y justo a la altura de una curva tomamos unas escaleras de piedra señalizadas con marcas de GR verdiblancas.



Escaleras comenzando la ruta.


   Aquí ascendemos por una estrecha senda que va poco a poco tomando altura, paralela a una alambrada que dejamos a nuestra derecha, y que delimita el embalse del Romeral. Debido a la escasez de lluvias del verano y otoño, este embalse estaba en  mínimos de capacidad.



A nuestra derecha la alambrada que delimita el embalse del Romeral.


   Tras unos 600 m desde el inicio de la ruta, cruzamos una puerta metálica y llegamos a un cruce de caminos. En este punto abandonamos el estrecho sendero de ascenso (por el que volveremos luego) y seguimos a la derecha por un amplio camino que desciende unos metros. 


Puerta metálica que cruzamos.


   Seguimos este camino que gira en curva a la derecha unos 600 m, hasta llegar a la carretera Peregrinos - El Escorial, la cual cruzamos, y seguimos unos metros de camino que discurre paralelo a unas instalaciones de los Guardas Forestales. Hay que decir que durante el ascenso cruzaremos esta carretera en otras 2 ocasiones. 


Puerta con el torno que cruzamos.


   A la altura de estas instalaciones de Guardas Forestales (1,3 km de recorrido), cruzamos otra puerta con un torno y tomamos un estrecho sendero que asciende en dirección noreste unos 300 m, dejando a la izquierda una alambrada.


En este tramo vamos dejando a la izquierda la alambrada.


 Este sendero atraviesa otra puerta metálica, y cruza de nuevo la carretera de Peregrinos - El Escorial en dos ocasiones.


Otra puerta que tuvimos que pasar.


 La primera de estas 2 veces que cruzamos la carretera,  nos desviamos unos metros a la derecha para llegar a un mirador, el primero de los que encontramos en la ruta (1,7 km de recorrido). Este mirador ofrece unas magníficas vistas sobre todo del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Aquí había unos excursionistas que amablemente nos hicieron una foto. 


El primer mirador de la ruta, desviándonos unos metros de la carretera.


Vistas desde el primer mirador de la ruta.


Los 4 en el primer mirador.


   Retomamos la marcha por el sendero por el que veníamos ascendiendo, pero ahora en dirección noroeste, tras atravesar una valla con falsa puerta. En este tramo, de unos 400 m hasta que desembocamos de nuevo en la carretera Peregrinos - El Escorial, el sendero es algo más estrecho y con numerosas jaras y matorral alto. 


En este tramo el sendero apenas aparecía entre las altas jaras y matorrales.



   Al desembocar de nuevo en la carretera, giramos a la izquierda para llegar a un mirador que existe a unos metros , pero que realmente no ofrece grandes vistas, ya que hay ramas de árboles que las obstaculizan y no se observa el monasterio como ocurría desde el mirador anterior. A la altura de este segundo mirador llevamos 2,3 km recorridos desde el inicio de la ruta.


Llegando de nuevo a la carretera, donde hay que girar a la izquierda para ir al 2º mirador.



Segundo mirador del día.


   Deshacemos unos metros por la carretera y seguimos por el sendero que traíamos antes de desviarnos a este segundo mirador y que cruza la carretera, que asciende en dirección norte. Esta subida es constante pero llevadera y los primeros 500 m transcurre por un denso pinar. 


Ascendiendo por esta parte de pinar.


   Pasada esta primera parte de frondoso pinar, el bosque va desapareciendo, a la vez que el sendero va ganando altura haciendo algunas curvas en zig-zag. Esto nos permite ir dejando ladera abajo (al sureste) unas magníficas vistas de San Lorenzo de El Escorial y especialmente de su monasterio. 


Al desaparecer la zona boscosa existen bonitas imágenes de El Escorial.


Si miramos arriba al oeste también observamos en lo alto de un risco una caseta que parece ser una emisora forestal, entre los cantines rocosos de la cresta de Abantos. 



Caseta en lo alto del risco.



Al fondo a la derecha "Las Machotas".


   Continuamos la subida ganando desnivel sin darnos cuenta, y nos metimos en otra pequeña zona de pinar. En esta parte del recorrido el sendero que llevábamos nos introdujo en una zona de afloramientos rocosos y peñascos donde no había sendero evidente.


A lo lejos en el centro la cruz de Abantos.


 Dado que al frente se veía la cruz del Pico Abantos, intentamos acercarnos al mismo trepando con cuidado entre las rocas, pero la situación no estaba muy clara. 


Zona de trepada en la que nos metimos por error.


   En lugar de ir a la cima a las bravas, intentamos evitar las trepadas yendo hacia el norte y por fin enlazamos con un amplio sendero entre pinos.


Por el sendero muy cerca de la cima.



  Este amplio sendero se trataba del GR-10, que en unos 300 m nos dejó en una explanada donde se encuentra el Pico Abantos. En esta explanada existe una caseta con placas solares, que parece ser una estación meteorológica, y que la verdad afea bastante la zona. 

    Llegamos aquí a las 12:20 h, cuando el GPS marcaba 5,2 km de recorrido desde el inicio. 


Rober, Pablo y yo en la cruz de Abantos.


Jesús en la cruz de Abantos. 



   En el pico Abantos existe un hito de hormigón, y al lado una gran cruz blanca de hierro. En la cima hacía un viento bastante considerable, que unido a la baja temperatura, producián una sensación térmica de frío polar. De hecho el tiempo que estuvimos haciendo fotos y me tuve que quitar los guantes las manos se me quedaron casi dormidas.





En el centro de la imagen "Las Machotas".


   Las vistas desde la cima son magníficas: al sureste San Lorenzo de El Escorial con su imponente monasterio, más a lo lejos el embalse de Valmayor, al noreste a lo lejos las cumbres de la Sierra de Guadarrama, el frondoso valle del Romeral, con las Machotas y el Cerro de San Benito componiendo un sinuoso horizonte hacia el sur.


En el hito de hormigón que hay cerca de la cruz.


   Tras unos minutos para tomar un refrigerio, emprendimos el camino de vuelta. Caminamos unos metros hacia el noroeste, buscando un muro de piedra, que va paralelo al sendero GR-10. 


Camino del muro de piedra.


   Alcanzado el muro, trepamos por el mismo hasta llegar a unas piedras que hacen de mirador privilegiado del Valle de los Caídos. En este punto hicimos unas cuantas fotos y deshicimos los pocos metros que nos habíamos desviado. 


Al fondo el Valle de los Caídos.


   Descendimos unos 500 m campo a través, hasta llegar a una amplia pradera, cruce de caminos, muy cerca de la Fuente del Cervunal. Aquí en lugar de seguir por el GR-10, que también nos conducirá al punto de inicio, seguimos por una amplia pista forestal que desciende en dirección suroeste. 


Pradera donde se coge la amplia pista forestal.


Bajando por esta amplia pista forestal.

  Por esta parte de recorrido encontramos algunos ejemplares de bonitas setas, y cuando el pinar abría se veían los escarpados cortados de Abantos a nuestra izquierda.


Una de las setas que encontramos.


Los riscos a nuestra izquierda.


   Descendimos aproximadamente 1,4 km por esta amplia pista forestal, a la vez que dejábamos unas bonitas vistas a nuestra izquierda, para después abandonarla y desviarnos unos metros hasta la Cruz de Rubens (7,8 km de recorrido), símbolo que recuerda al gran pintor holandés, como he descrito en la introducción. 


Cruz de Rubens.


Panorámica desde la Cruz de Rubens.




   Unas fotos de rigor, y continuamos nuestro camino. Ahora abandonamos la amplia pista forestal por la que veníamos y transitamos unos metros por estrechas sendas entre un pinar, en las proximidades del puerto del Malagón. 



Transitando por estrechas sendas entre el bosque.


   A este nivel cambiamos el rumbo del recorrido, y descendemos ahora dirección sureste por un sendero que en los mapas del IGN se denomina "Camino del Silencio / Los Vascos".  En esta parte del recorrido nos introdujimos en el conocido como "Hayedo del Silencio" durante algo más de 1 kilómetro, que en esta época estaba convertido en un mar de hojas, con unos árboles de formas y contrastes muy llamativos, teñido de colores y tonos ocres, naranjas, rojizos y dorados. 





Por el bonito Hayedo del Silencio.


  Se trata de un bosque umbrío, frondoso y húmedo de gran belleza en el que las hayas cobrizas se entremezclan a menudo con robles, alarces y pinos. Bajo mi punto de vista esta fue una de las partes más bonitas del recorrido. 


Jesús en esta zona.



    Durante esta parte de recorrido se pasa por un mirador, el mirador de Alerces y por las inmediaciones de la Fuente del Trampalón.


Mirador de Los Alerces.


Vistas desde el Mirador de Los Alerces.



   Continuamos descendiendo y cruzamos la carretera Peguerinos a El Escorial, y tras pasar por la Fuente de Santiago Arroyo, en unos metros llegamos a la altura de la primera puerta metálica que tuvimos  que atravesar a los pocos metros de iniciar el recorrido, muy cerca del embalse del Romeral. 


Cruzando la carretera de Peguerinos a El Escorial en la parte final del recorrido.



Fuente de Santiago Arroyo.



Llegando a la puerta metálica del inicio.


   Desde este punto, tan solo tuvimos que deshacer unos 500 m por el sendero que ascendimos al inicio y que va pegado a una valla metálica que rodea dicho embalse, hasta llegar al aparcamiento del coche.  

   En total el GPS marcó casi 11 km, y empleamos en la ruta con bastantes paradas 3h 30'. 

   A continuación dejo una foto con la altimetría del recorrido, así como un enlace a wikiloc para descargar el track de la ruta:





    Para descargar track pinchar el siguiente enlace:  Abantos (circular desde San Lorenzo de El Escorial).
  
   








Comentarios

Entradas populares de este blog

TREN CREMALLERA Y LAGO DE ARTOUSTE

4 PICOS SIERRA DE SAN VICENTE (TOLEDO)

COLA DE CABALLO DESDE LA PRADERA DE ORDESA