Ir al contenido principal

CIRCUITO DE SAN ÚRBEZ (CAÑÓN DEL AÑISCLO).






1. Introducción y curiosidades.


   El Cañón del Añisclo (también llamado del río Bellos), que forma parte del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, es uno de los parajes más espectaculares del Pirineo oscense. Es una profunda garganta, como consecuencia de la importante acción erosiva glaciar y fluvial. Durante la época glacial las lenguas de hielo labraron con paciencia en la roca de la meseta este profundo cañón, a cuya acción se unió la acción kárstica de las aguas del río Bellos sobre la roca caliza, en una sucesión de toboganes y cascadas, destacando la Fuen Blanca o Fon Blanca, un nacimiento en la pared vertical del Pico de Añisclo (o Soum de Ramond) que se desploma verticalmente sobre el valle. En los sitios donde el terreno y la altura permiten el desarrollo de vegetación, la gran humedad y la sombra prácticamente permanente del profundo cañón, originan tupidos bosques, como la denominada Selva Plana. 

   El Cañón del Añisclo, está orientado de norte a sur y se prolonga a lo largo de casi 25 kilómetros, desde el circo de Añisclo (a los pies del Monte Perdido), hasta la confluencia con el valle de Aso. Su altitud máxima es de 3.022 m, en la Punta de las Olas, y su altitud mínima es de 700 m, en la Fuente de los Baños. A la altura de la ermita de San Úrbez, el cañón se encajona aún más, siendo su zona más estrecha, y toma dirección noroeste-sureste hasta la localidad de Escalona. 

   La excursión que describo discurre por los alrededores de la ermita de San Úrbez, situada en la confluencia de los ríos Bellós y Aso. Este es un lugar propicio para contemplar la vegetación (en este punto desaparece el bosque mixto para dejar paso a los hayedos y algún abeto) y el fenómeno de la inversión térmica (el normal orden de los pisos vegetales se invierte, de tal modo que las plantas más secas están en las zonas más altas, y los hayedos y bosques mixtos se quedan en el fondo del barranco).

   La historia de la Ermita de San Úrbez data del siglo VIII, cuando un monje de nombre Urbicio (San Úrbez), originario de Burdeos, se asentó por esta zona viviendo en algunos pueblos de la zona, entre ellos  el pueblo de Vio, en Casa Lardiés. De oficio pastor, cuando marchaba con el ganado, dormía en este lugar del Cañón del Añisclo, en el abrigo natural donde se asienta dicha ermita (en la cueva de Sestral). Se cuenta que venía a este lugar como ermitaño para meditar y vivir en armonía con la naturaleza, haciendo aquí su retiro espiritual. Aprovechó la cavidad rocosa como techumbre, para nada más tener que construir un muro con una pequeña ventana y una puerta con arco de medio punto. San Úrbez recorrió todos estos parajes con su ganado, haciendo buenas obras y ganándose la admiración y el favor de las gentes de Fanlo y el Valle de Vió. 




Ermita de San Urbez excavada en la roca.

   

   Como ocurre a veces, en los orígenes de San Úrbez se mezclan la historia y la leyenda. Cuenta la leyenda que un día San úrbez se vió sorprendido por una gran tormenta, de la que se libró gracias a su valor y a la ayuda divina que le permitió amansar las aguas del barranco con la única ayuda de su cayado. En poco tiempo, los hechos extraordinarios que se producían en su presencia le hicieron ganarse la admiración de las gentes de la comarca, que en la actualidad mantienen su culto.

   La reja de entrada a la ermita de San Úrbez se abre 4 veces al año: el 1 de mayo, el martes de Pascua de Pentecostés, el 14 se septiembre y el 15 de diciembre, día del Santo. A la romería acuden las gentes de los pueblos ddel denominado Quiñón, constituído por los pueblos de Buerba, Vio, Sercué, Nerín y Gallisué. La misa se celebra venerando una reliquia del santo. Se canta y después se reparte vino y caridad.

   San Úrbez recibía también gran devoción entre los montañeses en tiempo de sequía. En caso de sequía, los pueblos del Quiñón hacían romerías y novenas para invocar la ansiada lluvia. También cuenta la leyenda que en una ocasión se tuvo la idea de celebrar el mismo día a San úrbez y a la Virgen de Lourdes, llevando a la ermita una imagen de esta Virgen. Ese día llovió tanto que las gentes de los pueblos no pudieron salir de sus casas, luciendo al día siguiente un espléndido sol. Eso mismo volvió a ocurrir otro año, por lo que la tradición popular dice que fue San Úrbez el que no quiso que se venerase a nadie más el día de su romería. 




2. Cómo llegar.


   
  Para llegar al punto de inicio de nuestro recorrido, tomaremos la carretera A-138 desde Ainsa en dirección Bielsa y Francia. Cuando se llega a Escalona, hay que tomar el desvío en dirección a Puyarruego y Cañón del Añisclo, por la carretera HU-631.  Remontar el desfiladero de las Cambras por el que discurre el río Bellós (sector inferior del Cañón del Añisclo) a través de una estrecha y sinuosa carretera, hasta llegar al aparcamiento de San Úrbez, siempre bien indicado con carteles. Durante la época de Semana Santa y los meses de verano su circulación está restringida a un solo sentido desde Puyarruego a San Úrbez por el fondo del cañón, pudiendo realizar la vuelta desde Buerba por otra carretera. En los 13 km que nos separan del aparcamiento de San úrbez, existe la posibilidad de aparcar el coche en alguno de los miraderos que podemos encontrar en la carretera. 

   En nuestro caso la carretera HU-631 estaba cortada a la altura de Puyarruego, por lo que tuvimos que ir por una carretera alternativa que pasa por el pueblo de Buerba, desembocando en la HU-631 casi a la altura de la ermita de San Úrbez. Esta carretera no está en tan mal estado como la otra, pero a cambio no circulamos por la calzada que va por el cañón propiamente dicho.

  
En puntos rojos la carretera por la que subimos nosotros.



   También se puede acceder desde el valle del río Ara. En Servisé tomar la carretera HU-631 en dirección a Fanlo. Continuar 11 km por la misma carretera hasta llegar al aparcamiento de San Úrbez.




3. Descripción de la ruta.

   Aprovechando el último día de buen tiempo de nuestra estancia en los Pirineos (al día siguente las previsiones eran de abundantes lluvias), decidimos acercarnos por la tarde a la zona del Cañón del Añisclo, para conocer este bello paraje. Por la mañana visitamos los bonitos pueblos de Torla, Broto (donde existe una bonita Cascada, llamada Cascada de Sorrosal, que también dispone de una vía ferrata) y el pequeño pueblo de Oto. 



Cascada de Sorrosal. Traía poca agua para lo que es habitual.



   Camino del Cañón del Añisclo, comimos en un restaurante a las afueras de Boltaña (que estaba muy bien), y tras pasar Escalona tomamos la carretera hacia Puyarruego que conduce al cañón. En unos 30 minutos (parando en más de una ocasión a hacer fotos del paisaje), llegamos al mirador de Buerba (unos 3 km después de pasar el pueblo del mismo nombre), en una curva que hace la carretera, desde donde existen unas vistas fabulosas del Cañón del Añisclo, así como del pico Mondoto y Los Sestrales.



Vistas desde el Mirador de Buerba. A la izquierda en Mondoto, y a la derecha los Sestrales.


   Tras las fotos de rigor, seguimos bajando la carretera hasta enlazar con la  HU-631, y tomar dirección a la ermita de San Úrbez. Esta carretera estaba cortada en poco más de 1,5 km, a la altura de dicha ermita. Siguiendo las indicaciones de unos operarios tuvimos que aparcar el coche en un lado de la carretera, a la altura del aparcamiento de San Úrbez.




En al aparcamiento, antes de comenzar la excursión.



   La excursión que realizamos es la conocida como el "Circuito de San Úrbez", una ruta fácil  de unos 2 kilómetros, ideal para realizar con niños, y que transcurre por la zona más estrecha del cañón pasando por la Ermita de San Úrbez. La ruta es circular y está claramente señalizada, ya que forma parte de la red de senderos del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.



Panel informativo.



   Comenzamos el camino por una amplia pista de tierra, donde nada más comenzar dejamos una pequeña casa forestal a la derecha. Desde esta casa hay unas bonitas vistas del cañón, de la confluencia de los ríos Aso y Bellós y de la ermita de San Úrbez.



Amplia pista de tierra. Al fondo a la derecha la casa forestal.




María disfrutando del inicio de la excursión.



Otro de los numerosos paneles informativos.



   Poco a poco la amplia senda se va convirtiendo en un estrecho sendero que nos adentra en una zona boscosa ...




Comienzo zona boscosa.




Madre e hija adentrándose en la zona boscosa.



... que en pocos metros se bifurca en otro sendero que lleva hasta las ruinas del antiguo molino de harina de Aso.



Desvío hacia el molino de Aso.


   Para llegar al molino de Aso hay que bajar unos metros por un camino empinado acondicionado con escalones de tierra y troncos. El estado ruinoso actual de este molino, del que sólo quedan sus muros,  no recuerda lo que fue antaño. Este pequeño molino molió grano hasta 1.965, cuando el vecino pueblo de Sercué quedó despoblado. También fue reutilizado para producir electricidad y abastecer a los pueblos del valle de Vio hasta 1.970. A partir de aquí dejó de funcionar y fue abandonado.



Ruinas del Molino de Aso.




Volviendo al sendero principal tras el desvío al molino.

   
   Tras volver al sendero principal continuamos el circuito de San Úrbez y llegamos a un puente metálico que atraviesa el río Aso, desde donde se obtiene una magnífica imagen de la cascada que lleva el nombre de dicho río. Por desgracia no traía tanto agua como en otras ocasiones debido a la sequía. 



Puente metálico sobre el río Aso.

   
Cascada del río Aso.


   Una vez cruzado este puente metálico, el sendero desciende ahora por el margen izquierdo del río, introduciéndose de nuevo en la zona boscosa.



Zona boscosa tras cruzar el puente metálico.




A nuestra derecha tenemos vistas del río Aso.


   En poco tiempo llegamos a la zona de menor altitud de la ruta, donde existe otro puente, en este caso de madera. En este lugar el cañón se abre y el río Bellós forma algunas bonitas pozas de agua de color azul turquesa.



Puente de madera.



Una de las bonitas pozas que se forman.


   Continuamos paralelos al curso del río ganando altura poco a poco, y en ocasiones nos asomamos a algún mirador natural que ofrece estupendas estampas del cañón.



María continuando la ascensión.


   Durante este ascenso sale un desvío a otras posibles rutas, como la Fuenblanca, el Collado del Añisclo o la Ripareta.



Desvío hacia otras rutas.




Sendero camino de la ermita.


   Sin mucho esfuerzo llegamos a la altura de la ermita de San Úrbez, donde había varios excursionistas prestando atención a un guía que les explicaba la historia de la ermita. 



Ermita de San Úrbez.



Interior de la ermita desde la puerta de entrada. Foto hecha a través de la reja.


   Para acceder al interior de la ermita hay que subir unas empinadas escaleras. La puerta de la ermita es una reja metálica, que evidentemente estaba cerrada ya que la ermita como describí en la introducción sólo se abre en determinadas fechas del calendario.




En la pared de las escaleras de acceso a la ermita existe un mosaico con dibujos de San Úrbez.




Panel con la leyenda de San Úrbez.



Vistas desde la esplanada de la ermita.



   Al lado de la ermita existe un pequeño altar con  una Virgen y una especie de cueva excavada en la roca.




Pequeño altar con la Virgen.



Cueva excavada en la roca.


   Tras la visita a la ermita, reanudamos la marcha rumbo a la parte final del circuito.



María tras pasar la zona de la ermita.


   Unos pocos metros más adelante aparecen un par de paneles informativos y un poste, señalizando desvíos a diferentes rutas como Sercué, Nerín, Vió, Buerba, Bestué y los Sestrales.




















   En poco tiempo llegamos al Puente se San Úrbez, sobre el río Bellós, a 980 m de altitud, puente medieval construido en piedra caliza. Aunque existe un puente más moderno situado encima de éste, conserva todo su encanto. Desde aquí existen unas vistas fabulosas del desfiladero del río Bellós. 





Desfiladero del río Bellós desde el puente de San Úrbez.




Foto de los puentes de San Úrbez: el nuevo y el antiguo.



   A la salida del puente antiguo, tomó la niña la delantera y anduvimos unos pocos metros equivocadamente por por el sendero que sale a la izquierda, pero enseguida nos dimos la vuelta y retomamos el camino que enlaza con el puente moderno. 



Tras el pequeño despiste volvimos a enlazar con el circuito.


   Desde este punto ya sólo nos quedaba subir un pequeño tramo de empinadas escaleras y un paseo de unos 5 minutos en subida para llegar al aparcamiento de San Úrbez y terminar esta corta pero bonita excursión senderista. El recorrido con paradas incluídas lo realizamos en menos de 1 hora.



Camino del aparcamiento subiendo tramo de peldaños.



Parte final del recorrido.




Foto desde el aparcamiento. A lo lejos se observa la cueva donde se encuentra la ermita de San Úrbez.




María llegando al final de la excursión.



   En resumen, bonita y accesible ruta circular para todo el mundo, ya que no entraña excesivo esfuerzo físico, permitiendo descubrir las entrañas del Cañón del Añisclo, a la vez que conocemos lugares mágicos y leyendas de la zona. Se puede realizar en ambos sentidos. Es una ruta ideal para realizar con niños, y en mi caso la satisfacción fue doble, ya que era una de las primeras  rutas senderistas de mi hija (ya había hecho alguna pero de pequeña en la mochila portabebés).


   Aquí dejo un mapa de la ruta realizada, junto con un enlace a wikiloc para descargar el track, aunque realmente no es necesario ya que está perfectamente señalizada y no se deja el sendero en ningún momento. 



En naranja el recorrido realizado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

TREN CREMALLERA Y LAGO DE ARTOUSTE

4 PICOS SIERRA DE SAN VICENTE (TOLEDO)

CUERDA LARGA (DE MORCUERA A NAVACERRADA)